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4 hijos = 4 elementos

El poder de la Voluntad al óleo


En el barrio de Chacabuco, conocemos a una mujer que, entre los vaivenes y la rutina de todos los días, se hace tiempo para dar rienda libre a lo que más ama hacer… pintar.

Desde 2007, Carina Sager se adentró en el mundo de la pintura. Cursando talleres y seminarios, pudo encontrarse con maestros que la fueron guiando en su camino, entre ellos: Andrés D’Arcangelo, Darío Darguez, Ricardo Celma. Y sin dudas, su voluntad de fuego fue la que le permitió dejarse guiar. En menos de siete años, pasó de retratar naturalezas muertas a retratos en primer plano, pasando por sus característicos close-up. Si bien se inició en Pintura decorativa, motivada por su profesión (Decoradora de Ambiente), su espíritu de búsqueda constante la llevo a perfeccionarse y a desarrollar su técnica hasta adentrarse, de a poco, al hiperrealismo.

Su necesario paso por los motivos florales y la pintura de bodegón, quedó atrás; ahora, habiendo hecho ya una serie de impactantes retratos realistas, Carina, comienza un proyecto más que personal: sus musas inspiradoras resultan ser sus cuatro hijos.

“Los cuatro elementos son diametralmente opuestos, y cuando uno tiene hijos, se da cuenta de que todos son diametralmente opuestos, también”; a partir de esta relación, Carina decidió vincular a cada uno de sus hijos con un elemento de la naturaleza.

El resultado de esta alquimia resulta en una serie de cuatro cuadros en los que se pueden ver los retratos de cada uno de ellos en blanco y negro, mientras que interactúan con el elemento que está representado en color. Si bien continúa el camino del realismo, en estos cuadros se puede ver un paso más en su experimentación como artista y las pinceladas empiezan, por partes, a ser más gestuales y expresivas.

Para Carina, sus hijos son sus críticos más certeros, también; ellos son los primeros en opinar sobre el trabajo de su madre; caracterizados por la sinceridad, comenta que son el motor que la incentiva y estimula a crecer como artista.

Este 2015, lejos de disminuir su intenso ritmo de trabajo, se encuentra frente al desafío de iniciarse como profesora, dictando clases en su taller personal. En la casita al fondo de su jardín, de a grupitos chicos y por la mañana. Se inicia una nueva etapa: la de poder compartir con otros su proceso y los conocimientos que, en tan corta trayectoria, pudo desarrollar y expandir de manera asombrosa. Todavía queda mucho por descubrir y crecer, y Carina es una persona que está dispuesta a seguir este camino.


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